A DUE PIANI SOPRA IL CIELO: El Carmen: donde el arte encuentra su máxima representación urbana.

Arte y cultura, sabemos donde podemos encontrarlos; galerías, exposiciones, museos, conferencias… Todos ellos nos disponen un lugar, un espacio o estancia al que acudir y en el que disfrutar un arte sometido a horarios de apertura y cierre y a periodos de exposición y disponibilidad.

Pero hay manifestaciones artísticas que trascienden del mero soporte de papel, piedra ó cualquier otro material de presentación de una obra, hay otro tipo de ambientes culturales que te sobresaltan al cruzar una calle, que se reflejan en las gentes que lo habitan, el arte se puede oler y oír… Compañeros, hay lugares en el que el arte colapsa todos los sentidos, y uno de esos lugares es el barrio del Carmen en Valencia

El Carmen, en valenciano “El Carme”, ubicado en el casco antiguo de la ciudad de Valencia, conforma uno de los barrios milenarios del distrito de Ciutat Vella.
Creció entre dos murallas: la musulmana datada del s.XI y construida por Abd al-Aziz ibn Amir, lo flanqueaba por el este, mientras que la nueva muralla del s.XIV lo limitaba por el oeste.

Hoy en día, el Carmen, como barrio de contrastes a causa de las numerosas e importantes modificaciones que ha sufrido a lo largo de sus más de mil años de historia; ha sido huerta, arrabal y refugio musulmán, mancebía o burdel, asentamiento gremial, hogar de la aristocracia medieval, lugar de conventos, zona proletaria-marginal durante la Revolución industrial y, a finales del s.XX, espacio de ocio de la población juvenil de la ciudad, ofrece un espacio de intercambio cultural y alternativo entre sus tortuosas calles.

Propongo e insto rotundamente a la gente a pasear por sus estrechas calles en las que se enfrentan a escasos metros de distancia fachadas destartaladas con fachadas rebosantes del antiguo encanto de los palacetes medievales, y en cuyos bajos, comercios de toda índole, ofrecen al despistado ciudadano pequeñas y pintorescas muestras de arte en forma de comida, ropa, creaciones propias, muebles de los años 30 y 70, accesorios, antigüedades, vinos, librerías de segunda mano, vinilos…

Un recorrido lento prestando atención a los pequeños detalles que de manera caótica se aglutinan a ambos lados de la calzada. Promover el derecho a perderse y la interacción con las personas que pueblan el Carmen para una vez acabado el recorrido poder encontrarse. Probablemente las indicaciones que te den sean equivocas o te hagan dar más vueltas de las necesarias, pero sin duda no harán más que incrementar el valor de la visita.

Podría ofrecer alguna ruta e itinerario con los comercios más interesantes, pero indudablemente pienso que con ello no haría más que someter la experiencia propia a la mía subjetiva y acabaría con una de las mayores bazas del Carmen, la capacidad de sorpresa del individuo, esa incansable ansia del ser humano de encontrar pequeños refugios anónimos y que el Carmen es tan propicio a saciar.