Esta exposición, que permaneció en el Prado (en el edificio de ampliación) hasta el mes de septiembre, muestra la trayectoria de un artista cuyo objetivo fue superar a los grandes maestros de la historia del arte y a sus contemporáneos, a través de la copia de las obras más significativas, reinterpretándolas y mejorándolas.
Con el objetivo de mostrarnos su evolución, técnica y personal, la exposición nos guía a través de grandes salas concatenadas que siguen un orden cronológico, apareciendo los cuadros de manera pareada, es decir, el "original", el primitivo, el símbolo del arte que Turner se propuso como meta y objetivo en cada momento, y el resultado de su esfuerzo y dedicación, en unas ocasiones con el fin de asimilar y perfeccionar la técnica que se corresponde con la corriente con la que se compara, y en otras, creando imágenes parecidas que surgen de filtrar la interpretación del tema germinal y reflejar su propia perspectiva, pero siempre conservando la misma temática. De esta manera, somos testigos de los inicios del ambicioso Turner, de su etapa de búsqueda de identidad y, finalmente, un pintor más definido, que decide retratarse en cada cuadro, determinando su posición definitiva entre las corrientes artísticas.
Una vez finalizada la exposición, cuando acabas de captar todo ese largo camino que llevó a Turner a convertirse en lo que finalmente hizo de él un verdadero artista, es decir, un verdadero creador, llegas fácilmente a la conclusión de que él siempre acertó más al reinterpretar la obra que en aquellos ejemplos en los que trató de copiar exclusivamente la técnica. Cuando aparece su Yo, la obra adquiere un valor infinitamente mucho más interesante que cuando se limita a demostrar una capacidad técnica que en muchos casos no da la impresión de superar realmente al anterior (en mi opinión).
Por otra parte, decir que no se trata de un mero imitador (como ha podido parecer por mi reflexión anterior), sino que hace una verdadera aportación al arte posterior, con su interpretación totalmente alejada del realismo de la época, introduciéndose en el camino de la abstracción y permitiéndose reflejar en el lienzo sus sensaciones con respecto a lo que decidía representar, que en muchos casos eran temas relacionados con la violencia del mar. Es verdaderamente espectacular su capacidad de innovación.
Como último apunte decir que me ha sorprendido gratamente que al buscar imágenes de “Turner” en Google (puesto que en la exposición estaba prohibido hacer fotografías), aparecían en primer lugar una gran cantidad de cuadros del pintor, mucho antes que la primera imagen de Tina Turner. Parece ser que a veces hasta Google puede amar el arte.
Lamenté muchísimo no poder ver esta exposición. Muy bien tu comentario.
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